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Mostrando las entradas de julio, 2011

Ecuador: en el abismo de la censura

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Publicado en LA TERCERA 27/07/2011 Si usted opina distinto al gobierno y lo publica en un medio, puede ser enjuiciado y condenado con cárcel y millonarias indemnizaciones. CUESTA dimensionar desde Chile la gravedad de lo sucedido con el diario de mayor circulación en Ecuador, a propósito de la sentencia a tres años de cárcel y el pago de US$ 40 millones por parte de los directivos del Diario El Universo y su editor de Opinión, por supuestamente haber injuriado al Presidente Rafael Correa a través de una columna. La sentencia implica que en Ecuador, si usted tiene una opinión distinta a la oficial (la que respalda el gobierno) y la publica en un medio, puede ser enjuiciado y condenado con cárcel y multimillonarias indemnizaciones. Incluso, significa que las compañías dueñas de los diarios o medios de comunicación se vuelven responsables y por tanto también deben ser sancionadas, a pesar de que sus editorialistas firmen de manera individual y asumiendo toda responsabilidad sus columnas,

No se equivoque de circo

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Publicado en El Universo (26-07-2011) No piense en mañana, tampoco en una semana, ni en tres meses, piense en un par de años más, cuando la vorágine de todo este escandaloso juicio al diario El Universo haya pasado al baúl de los recuerdos. Cuando las puertas de este circo mediático (que intenta venderse como jurídico) hayan cerrado la posibilidad de que usted pueda leer diarios que reflejen sus ideas o que sus hijos vivan rodeados de televisión pública, con contenidos de mala calidad. Por un momento imagine eso. Pues bien déjeme decirle que aquello que usted imaginó no va a estar dado por el circo al cual fuimos invitados, cuyo gran acto central era mostrarnos cómo enjuician a una compañía, sentencian a sus directivos o ponen tras las rejas a supuestos responsables. Me pregunto cuántos aplaudieron desde la galería cuando salió la sentencia embelesados por lo que sucedía en la pista central. Y es que en el intermedio muchos pudimos observar que el verdadero plato de fondo no se cocina