¿Inminente desaceleración?

Ya sea por moda, necesidad o admiración, la manera en que consumimos objetos de última generación nos delata una insatisfacción acelerada por acceder a todo lo próximo, siguiente, versión 2,0. A su vez, el efecto contrario ya está a la vista. (Publicado en Vistazo)

Al fin tuve la oportunidad de conocerlo, aunque casi no me pude acercar a él y mucho menos tocarlo (a pesar de que fue hecho para eso), pero de cierta forma saboreé el frenesí de observar cómo se comportaba frente a la mirada atónita de sus jóvenes fanáticos. Probablemente ya no estén las inagotables filas de personas esperando fuera de las tiendas, ni las carpas, que a manera de “vigilia campal” en medio de la lluvia, esperaron pacientemente la llegada de este anunciado “objeto del deseo tecnológico”, pero aún así su presencia en las tiendas causa un poco de desorden

Durante varios días me topé con personas cuyo único tema giraba en torno a este fenómeno. En Nueva York las camisetas que gritaban “vendo el mío” aparecían por todos lados, los más audaces ofrecían el mismo día del lanzamiento, el servicio de la competencia para poder usarlo sin estar sujeto al contrato inicial. Tal fue el revuelo que causó, que incluso mientras aplaudíamos a un director de teatro al final de su obra, éste recibió los aplausos del público mientras mostraba orgullosamente su nueva “adquisición”.

En Santiago no se quedaron atrás, la portada del diario El Mercurio tituló “El primer chileno en conseguirlo”, todo un galardón para quien habría logrado diferenciarse del común de los mortales que nos habíamos quedado “fuera”.

Sin embargo, en un instante el panorama cambió, porque Sin embargo, en un instante el panorama cambió, porque en menos de 24 horas ya se hablaba de la versión 2,0, que suele ser revisada, mejorada y no absorbe los costos de ser inédito, novedoso y tan esperado. Así de instantáneo, así de lapidario puede ser el vaivén de la ola tecnológica cuando se le agrega grandes dosis de marketing.

El lanzamiento del I-phone (hermano del I-pod) en el mundo nos revela cómo las comunidades de fanáticos aportan con una buena dosis de promoción, porque sin duda las eternas . las fuera de la tienda Mac son el mejor gancho “gratuito” de publicidad, pero además nos pone en evidencia cómo los objetos se vuelven obsoletos el mismo día de su lanzamiento.

Más allá de esto, sobresale la lectura cultural de lo que implica y significa lo “siguiente”, lo próximo, aquello que va más allá de la concepción de lo nuevo. Es un hecho objetivo y preciso que significa abstraernos del presente y pensar en lo que sigue, aunque nunca lo lleguemos a experimentar porque en cuanto se piense, produzca o venda ya quedará en el escalón de lo histórico. Sin duda, es una gran marca de nuestro momento histórico particular, que está caracterizado por la inmediatez y la aceleración de los tiempos y las experiencias.

Este signo de identidad social basado en una economía acelerada, en un consumo de lo rápido e instantáneo (efecto “polaroid”) produce entre otros fenómenos la contracultura de lo “lento”. No por gusto el “slow-movement” (movimiento lento) aparece justamente para contrarrestar este vértigo. En Wikipedia (la enciclopedia abierta de internet cuyo nombre “wiki” en hawaiano coincidentemente significa “rápido”) menciona que este movimiento se caracteriza por mantener el control sobre el tiempo antes que dejarse regir por éste y que si bien las tecnologías que “ahorran tiempo” son importantes, es vital mantener un balance con aquellas cosas que ameritan tomarse el tiempo necesario para disfrutarlas.

Que las tecnologías son neutras, es decir que sus usos y sentidos están determinados por las personas y no al revés, es un argumento fuerte en el análisis social de éstas, y nos deja un alivio significativo de nuestra verdadera capacidad de control de los objetos. Pero no caigamos en la ingenuidad de creer que esto es “solo un teléfono” porque sin duda la fascinación que produjo el I-phone se debió, entre otras cosas a su diseño.