Rompiendo la camisa de fuerza


No nos equivoquemos pensando que resguardar el orden y equilibrio de una sociedad es sinónimo de camisa de fuerza, que lo único que hace es atrofiar los movimientos que puedan darnos chispas de lucidez y dinamismo .
Recientemente llegó a los cines de Ecuador la película alemana que en el año 2006 ganó el Oscar como mejor película extranjera. Bajo el título de "La vida de los otros", esta película relata muy acertadamente cómo la policía secreta de la Alemania Oriental controlaba los círculos intelectuales durante los últimos años de la RDA. Por un momento pude imaginar cómo sería el vivir permanentemente observado y escuchado por un agente secreto, por el simple hecho de tener ideas disidentes y tratar de respirar una atmósfera renovada y menos viciada por aquello que el Estado considera adecuado o no para la vida del ciudadano común y corriente. Acto seguido, recordé que probablemente algunos de nuestros líderes (incluyendo el caso de la generación Bachelet y otros), fueron educados en la Alemania Oriental durante dicha época. Entonces fue el fin de la ficción y el inicio de una reflexión que cada vez tiene mas vigencia en el discurso de nuestros gobernantes, que ven con sospecha a cualquiera que pueda tener simpatías pro-occidentales, pero sobre todo temen de aquellos que promueven un orden social rico y parejo en interacciones entre el Estado, los privados y la sociedad civil.
Una visión estatista de la sociedad, no sólo nos llevará a un mayor control del estado sobre la economía y la "supuesta" promesa de redistribuir mejor los ingresos, sino que principalmente está destinada a castrar cualquier espíritu de emprendimiento social y fortalecimiento del ciudadano que son la base para una convivencia realmente rica y sustentable en el tiempo.
¿Qué pasa entonces cuando un gobierno ve con tanto temor la incidencia de los ciudadanos en el desarrollo de soluciones a problemas colectivos? O el hecho de que sean grupos sociales (autónomosprivados) organizados, y al margen de la acción gubernamental, los que mejores resultados están probando frente a temas como la salud de los recién nacidos, la educación rural, la protección de la Amazonia, el control de la natalidad o el acceso a las tecnologías.
No nos equivoquemos pensando que resguardar el orden y los equilibrios de una sociedad son sinónimo de camisas de fuerza que lo único que hacen es atrofiar cualquier movimiento que pueda darnos chispas de lucidez y dinamismo. De ahí que la visita de Muhamed Yunus debería inspirar y dar luces de cómo un país como Bangladesh da paso a un modelo de crédito tan exitoso en manos de una institución privada (cuyos capitales hoy en día son globales y con oficinas en varios países) y que además es capaz de producir ganancias (sin que esto implique lucro), pero sobre todo entrega una solución real y viable de acceso a crédito a mujeres con escasos recursos económicos. El Grameen Bank es un ejemplo clarísimo de una organización no gubernamental capaz de apoyar instancias gubernamentales sin perder su rumbo más social. ¿Será que también lo van a tildar de monopolio mundial del micro crédito? Si de experiencias exitosas se trata vale la pena mirar hacia Finlandia, sin duda un país en donde el Estado está muy presente, pero en el cual todas sus correcciones y cambios apuntan justamente a dar mas autonomía local y a dejar participar a los privados en los ámbitos que tradicionalmente se suponían del Estado. En educación por ejemplo, el gran aporte es que está en las manos de los Municipios la autonomía y la toma de decisiones de cada colegio (no en el Ministerio de Educación). Un paso similar lo ha dado Chile, en donde los mejores resultados en educación subvencionada (con aportes del Estado) se dan en los colegios administrados por fundaciones o corporaciones particulares. Por eso, estimular la asociatividad con la sociedad civil y no su desintegración debe ser un objetivo entre quienes quieren lograr cambios en el Ecuador. Aceptar también que en manos privadas se han logrado avances inalcanzables bajo estructuras estatistas es también un acto de grandeza que se sobrepone a las ideologías obsoletas.
Publicado en Revista Vistazo (Enero/17/2008)

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