Columna en blanco

Publicado en El Universo (19-04-2011)


Dirijo mi columna a todos aquellos lectores, libres en su pensamiento y en su acciones, quienes no temen el asumir sus ideas y sus posturas, porque no están anidándose en ningún otro interés, que el simple hecho de leer otras opiniones, probablemente distintas a las de ellos o en algunos casos coincidentes.

Es para aquellos lectores que han leído durante meses, los distintos argumentos, ideas, análisis y permanentes reflexiones sobre lo que sucede en nuestro país, no solo políticamente, sino social y culturalmente. Para aquellos que habiendo sido lectores activos y opinantes, han comprendido que las columnas en blanco no son un espacio vacío en sí mismo, sino todo lo contrario, son un signo cargado de significado que en su mayoría ha podido interpretar, porque a diferencia de algunos que han analizado esta medida, los lectores de esta columna, no son unos indefensos ciudadanos a quienes se insulta con esta acción. No, a estos lectores no se los insulta (para eso solo basta con encender la radio los sábados en la mañana) sino que se los respeta y por respeto a ellos, se les entregan visiones y reflexiones que si no quieren libremente no leen. Dichas reflexiones y argumentos se han entregado sistemáticamente todas las semanas o quincenas y por ello, cuando se hace un paréntesis para mostrar de otra forma las ideas (como por ejemplo, dejando la columna en blanco para apoyar a aquellos periodistas que han sido perseguidos con intención de censurar a la prensa en el Ecuador) se interpela la forma de comunicarnos, pero no la importancia de las ideas.

Es para aquellos lectores que viven tensionados en una batalla declarada entre dos conceptos cada vez más manoseados: los medios y el gobierno. No cabe duda de que la discusión política en nuestro país está viciada y altamente ideologizada. Cualquier postura (pro o contra) inmediatamente se intenta ubicar en alguno de los espectros políticos. Incluso las ideas más liberales, aquellas que no responden a poderes, ni tampoco a influencias o intereses, tienden a ser encasilladas con tal de mapear y entender desde qué orilla se opina, se escribe o se piensa. Esa radicalización responde a una sistemática experiencia de cultura política que se ha impuesto (tanto desde quienes gobiernan como de quienes son gobernados) a partir de un sinnúmero de atropellos y permanentes agresiones ante todo aquel que piense distinto o intente oponerse.

Esta es una columna distinta a las anteriores porque libremente he optado por llenar el espacio que este diario me concede, sin ningún requisito a cambio que el simple hecho de escribir y poder viabilizar mis ideas. Es justamente esa libertad que me dan, la que para muchos parece incomprensible, incluso inviable dentro de un diario de carácter privado. De ahí que, he querido contribuir y adherirme a una acción que varios columnistas consideramos importante, desmarcada de cualquier acuerdo con el diario o de su edición y por ello decido utilizar mi espacio en blanco para entregar mi reflexión sobre la columna en blanco.

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Comentarios

Anónimo dijo…
Columna en blanco muestra más contenido que cientos de publicaciones saturadas de palabras huecas que lamentablemente en la mayoría de ocasiones son seguidas con credibilidad por los lectores

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