A un “Click” de callarnos

Columna El Universo (22/Marzo/2010)

Que Google se va de China, que Chávez quiere controlar todos los contenidos de Internet, que en España quieren aprobar ley para censurar sitios que reproducen textos de propiedad de otros autores, que en Ecuador la nueva ley de comunicaciones buscaría crear un “ente regulador”, algo así como una mano divina que decide que es bueno, malo, aceptable o no. Lo cierto es que la censura de medios, en especial Internet, tiene algunos matices que ponen en perspectiva situaciones mas complejas como la soberanía de los países, el autoritarismo que se viste con todos los trajes (incluido el digital) y la inmadurez democrática por sobre todo.

Empecemos por las soberanías. La salida de Google de China ha alcanzado dimensiones inesperadas, pareciera que no se va precisamente porque la censura, sino porque el ataque cibernético que sufrieron en enero fue tan feroz que se torna difícil operar en un escenario así. La pregunta que muchos se hacen es por qué en el 2006 cuando desembarcaron en China aceptaron todas las “reglas del juego”, entre las que se incluía el bloqueo de ciertos contenidos. La situación ha dejado de ser un problema sólo de la empresa y pasó a ser un problema de Estado, porque al momento de velar por los derechos universales, las excusas en torno a la soberanía (que alega China) pasan a segundo plano. Internet no tiene fronteras.

Esta separación entre derechos fundamentales, libertades económicas, legitimidad de los estados y protección de los aspectos mas locales es compleja. Un estudio publicado por la BBC, que incluye países latinoamericanos, concluye que cuatro de cada cinco adultos considera que Internet es un derecho fundamental y la mitad cree que nunca debería regularse. El 78% de los usuarios cree que Internet le ha dado mayores libertades y se sienten mas confiados a dar su opinión. No es casualidad entonces que se busque liberalizar Internet cada vez mas (acceso, uso y producción de contenidos) llevándola incluso a nominarla al premio Noble de la paz del 2010 por su aporte al avance del “dialogo, debate y consenso”.

Sigamos con el autoritarismo. El trabajo de censura no es tan complejo porque por lo general se traduce en un gran ente gubernamental que centraliza la información y la filtra. En el caso de Venezuela el texto de la nueva ley establece que todos los mensajes deberán pasar por ese filtro estatal. En Ecuador se proponen “consejos” supuestamente autónomos que regulan el buen funcionamiento de las comunicaciones. El Presidente mencionó este sábado que se necesitan espacios para “observar” el trabajo de la prensa o la “calidad” de la programación de los canales. De ahí lo peligroso de no demarcar adecuadamente los consejos de comunicación, televisión, medios o el nombre que adopten en cada país, para que no terminen siendo unas especies de “STASI” o “KGB” cibernéticos.


Ahora pensemos en libertades. ¿Tienen limites los medios y en especial Internet? Claro que sí, pero no muy distintos a los ya conocidos (derechos de propiedad violados cuando se transa material sin respetar la propiedad intelectual, respeto a la honra de las personas). ¿Para velar por estos derechos necesitamos algún ente especial? Claro que no, si estos derechos no se cumplen en Internet y no se pueden delimitar, es un problema de debilidad de instituciones que trasciende por mucho al medio. Al hacerlo por esta vía no solo estaríamos eliminando el síntoma y no el problema de fondo, sino que quedaríamos en las manos de las potenciales arbitrariedades y vaivenes de un “consejo”. Debemos fortalecer las instituciones que velan por proteger los derechos que creemos vulnerados (fortalecer la regulación de propiedad intelectual y su cumplimiento a través de tribunales, fortalecer el derecho de las personas a protegerse de falsedades que pudiesen publicarse, y así sucesivamente). No matemos al mensajero por traer noticias que no nos gustan.

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