¿Somos un país emprendedor?
Publicado en El Universo 06/08/2012
Sabemos que los
emprendimientos generan e incentivan una cultura de innovación, además aportan
directamente al crecimiento y a la
competitividad nacional, sin embargo, el tipo de emprendimientos que queremos
promover, las soluciones que queremos que nazcan ameritan un impulso y
focalización al momento de diseñar políticas. No sólo queremos que la señora
Rosita ponga una tienda para vender sus tortas, sino que además pueda llevar un
buen sistema informático de control de cuentas, así como un equipo de trabajo
motivado y capacitado para industrializar sus producciones, basada en un plan
de negocios rentable, que le permita en el futuro realizar ventas por internet.
Ahí la diferencia radica no solo en el acceso al financiamiento (factor clave
por lo demás) sino también en su capacitación, el acceso a tecnología y
conocimiento de los avances en sus ámbitos de acción. La particularidad de los
emprendedores en Ecuador dista mucho de esta realidad y debemos re enfocar los
esfuerzos para impulsar de mejor forma este ámbito clave para nuestra economía.
Ecuador va
avanzando de manera sostenida (para mi gusto con potencial de acelerarlo aun mas)
como lo indica el reporte GEM publicado en el 2011 que nos ubica con un índice
de 21.3% (comparado con el 15% que teníamos en el 2009). Esto básicamente
quiere decir que uno de cada cinco adultos estaba plantando un nuevo negocio. Algunos
datos nos dicen que el 75% de los emprendedores tiene menos de 45 años y más de
la mitad es auto empleado. Otro índice, es que la mayoría tenía una educación
secundaria y solo 11% universidad, esto sumado a que el 88% admite utilizar
tecnología de hace cinco años o más de antigüedad. Son jóvenes, con educación
secundaria, urbanos, con pura energía y necesidad de generar ingresos los que
hoy determina al emprendimiento en Ecuador.
Lo preocupante, es
que el tipo de emprendimiento en el cual Ecuador se concentra es principalmente
para la atención de servicios a personas, tales como, servicios de comidas,
servicios de ropa y zapatería, tiendas, confección. Es decir que, estamos
lejísimos de aquellos orientados a la innovación para lograr transformaciones,
como lo son las consultorías, turismo, servicios educativos, entre otros. Además,
la innovación en Ecuador no es percibida como atractiva ni tampoco fiable, comparado
con países como Chile en donde más de la mitad de los emprendimientos son innovaciones,
ya sea en el tipo de productos o servicios, así como de los grupos a los que
atiende. Aquí sin duda Ecuador tiene mucho por crecer y el tipo de políticas que
se han aplicado como el plan “innova Ecuador” van en la dirección correcta. Sin
embargo, la interrogante que surge es cómo todos remamos hacia el mismo lado,
es decir, contar con fondos y apoyos, pero además promover la apertura de
mercados y la libre competencia, considerando que el 67% de los emprendedores
cree que empezar un nuevo negocio hoy es más difícil que hace un par de años
atrás y que la sostenibilidad de los mismos si se ve afectada por los vaivenes
políticos. Esto se suma al factor de la educación de emprendedores, que si bien
en las Universidades parece estar masificándose, se torna clave el apoyo
focalizado para desarrollar competencias que permitan dar el salto que queremos
ver en la señora Rosita.
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