TV o no TV
El gobierno acaba de lanzar una franja de programas educativos en la
televisión abierta (educa) una iniciativa interesante que busca apropiarse del
poder de penetración que tiene la televisión en los hogares, para llevar su
mensaje educativo a distintos públicos, en distintos formatos. Esta es una idea
que para la región no es muy nueva ni novedosa, pero en donde definitivamente
nuestro país estaba al “debe” y si bien me parece que los pasos han sido
tímidos y sobretodo poco asociativos con otras iniciativas (recordemos el
exitoso programa aprendamos del Municipio de Guayaquil) hay que reconocer que
hoy por hoy pensar en educación fuera de los medios audiovisuales es quedarse
en la lógica del libro y el lápiz que poco habla de la forma como los niños hoy
aprenden.
El segmento infantil es el que más ha crecido en la televisión pagada (cable), basta recordar hace diez años cuando a penas plaza sésamo empezaba a ser desplazado por Discovery kids, hoy la segmentación infantil va desde la denominada “babyTV”, para el estímulo de sonidos e imágenes, pasando por el segmento 3 a 6 años y así sucesivamente hasta la pre adolescencia con una parrilla cada vez más diversa para un segmento cada vez más consumidor de tv. El punto central es que la tv infantil tanto en Europa como en Latinoamérica se ha hecho cargo de la denominada educación emocional y de aspectos no escolares, como la autoestima (personalizada en Dora la exploradora) o el liderazgo para vencer obstáculos de adultos (el caso de bob el constructor) o el acercamiento a la ciencia desde contenidos no curriculares. Lo que la TV infantil hace hoy es abordar la inteligencia emocional por sobré todo: empatía, auto confianza, resilencia, actitudes, no estamos frente a un currículum escolar, para cubrir el colegio las estrategias son otras, como el caso de proyectos que desarrollan material para el aula concretamente.
Pensar en una tv educativa (mas allá de la infantil), desde las nuevas tendencias implica asumir que desde la entretención se desarrollan contenidos que aportan al conocimiento de manera general o al desarrollo de habilidades concretas. Si bien la iniciativa del gobierno es atractiva (a pesar de que 1 hora al día y 5 programas es lo mínimo que puede ofrecer hoy) esta no resuelve todavía dos puntos claros, por un lado el desarrollo de material audiovisual para el aula, es decir potenciar el uso de audiovisuales para fines educativos escolares cuya distribución puede hacerse mediante señales abiertas para colegios, como la mayoría de portales educativos lo hace en Latinoamérica o iniciativas como Novasur en Chile que son televisiones escolares propiamente. Tampoco resuelve un “debe” mayor que es el contar con un canal educativo nacional y publico de verdad. Es necesario por tanto pensar en grande, con la aspiración de tener una señal 24 horas al día como lo hace el canal abierto el Encuentro en Argentina. Lo que se debiera asegurar vía las políticas publicas son los espacios de producción, de segmentación de audiencias, de conexión con el currículo. Generar un ecosistema de comunicación educativa es lo que podría hacer la diferencia y constituirse en una innovación de verdad, sin duda el gobierno ya dio el primer paso.
El segmento infantil es el que más ha crecido en la televisión pagada (cable), basta recordar hace diez años cuando a penas plaza sésamo empezaba a ser desplazado por Discovery kids, hoy la segmentación infantil va desde la denominada “babyTV”, para el estímulo de sonidos e imágenes, pasando por el segmento 3 a 6 años y así sucesivamente hasta la pre adolescencia con una parrilla cada vez más diversa para un segmento cada vez más consumidor de tv. El punto central es que la tv infantil tanto en Europa como en Latinoamérica se ha hecho cargo de la denominada educación emocional y de aspectos no escolares, como la autoestima (personalizada en Dora la exploradora) o el liderazgo para vencer obstáculos de adultos (el caso de bob el constructor) o el acercamiento a la ciencia desde contenidos no curriculares. Lo que la TV infantil hace hoy es abordar la inteligencia emocional por sobré todo: empatía, auto confianza, resilencia, actitudes, no estamos frente a un currículum escolar, para cubrir el colegio las estrategias son otras, como el caso de proyectos que desarrollan material para el aula concretamente.
Pensar en una tv educativa (mas allá de la infantil), desde las nuevas tendencias implica asumir que desde la entretención se desarrollan contenidos que aportan al conocimiento de manera general o al desarrollo de habilidades concretas. Si bien la iniciativa del gobierno es atractiva (a pesar de que 1 hora al día y 5 programas es lo mínimo que puede ofrecer hoy) esta no resuelve todavía dos puntos claros, por un lado el desarrollo de material audiovisual para el aula, es decir potenciar el uso de audiovisuales para fines educativos escolares cuya distribución puede hacerse mediante señales abiertas para colegios, como la mayoría de portales educativos lo hace en Latinoamérica o iniciativas como Novasur en Chile que son televisiones escolares propiamente. Tampoco resuelve un “debe” mayor que es el contar con un canal educativo nacional y publico de verdad. Es necesario por tanto pensar en grande, con la aspiración de tener una señal 24 horas al día como lo hace el canal abierto el Encuentro en Argentina. Lo que se debiera asegurar vía las políticas publicas son los espacios de producción, de segmentación de audiencias, de conexión con el currículo. Generar un ecosistema de comunicación educativa es lo que podría hacer la diferencia y constituirse en una innovación de verdad, sin duda el gobierno ya dio el primer paso.
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