Colaboración y cambio

Publicado en El Universo, 13-11-2012
Hoy empieza la cumbre mundial de innovación en educación que hace varios años organiza la Fundación Qatar (la misma que auspicia el equipo del Barcelona de España) con el fin de relevar el tema educativo al nivel del foro de Davos, incluso con la intención de reconocer a una especie de “Nobel en Educación” (recordemos que Suecia no incluye esta categoría educativa en sus laureados) este año las ideas, proyectos, discusiones en Doha girarán alrededor de un tema fundamental que es la colaboración, entendiendo que para acelerar los cambios que se requieren en un contexto en donde las reformas educativas, el aumento de financiamiento, incluso los marcos legales que los países han impulsado para fortalecer sus sistemas educativos, no se condicen con los resultados de la mayoría en términos de calidad y muchas veces de equidad de la educación.

Si vemos cómo en Latinoamérica durante los últimos años la educación ha ido ganando más y más espacio dentro del financiamiento estatal, como el reciente caso de Brasil que anunció un incremento del 10% del PIB para educación (lo cual lo pone por encima de países de la OECD como Dinamarca que invierte 8,7% y otros países europeos que no llegan al 7%), o el caso de Chile, que durante este mes define en el Congreso un presupuesto que duplica lo invertido en los últimos años, o Ecuador, que sin duda ha avanzando significativamente en destinar más recursos al sistema. El punto que se plantea, desde lo que en Doha se intenta potenciar, es decir, que se aceleren los cambios, que seamos capaces de pensar de una manera más efectiva, o cómo también hoy lo está pensando la OECD con la definición de los denominados ambientes de aprendizaje innovadores, es que se generen cambios en los que la colaboración, la participación desde las bases, los intermedios (como pueden ser los municipios), pasando por la sociedad civil, y así hasta llegar al Estado, potencien y estimulen un “ecosistema” educativo centrado en que los alumnos aprendan, que los profesores se desarrollen y que la comunidad finalmente se beneficie.

Insistir en una mirada planificada desde el centro del Estado hacia la periferia va en contra de todas las tendencias que hoy ponen en evidencia lo que ha fracasado a nivel mundial, así se menciona que Brasil tendría por tanto el gran desafío de invertir en aquellos ámbitos en donde ha demostrado ser efectivo (por ejemplo, modelos pedagógicos con foco en la comunidad, o la evaluación de resultados), pero alertando de que deben ingresar nuevos actores y que el Estado, en Chile, en Ecuador o en cualquier país que necesita dar saltos significativos, no debe pretender copiar a un Finlandia o un Singapur per se, sino propiciar ser una plataforma que estimule un sistema de interrelaciones y conexiones propias de ecosistemas vivos y activos. La innovación no pasa solo por las nuevas ideas que se implementan, sino especialmente en la forma como lo hacemos, de la mano de quién lo hacemos y el grado de sustentabilidad que tienen, en donde la mera dependencia estatal es, sin duda, el camino contrario.

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