Re-educar
Toronto, Canadá
Junto con el cuestionamiento o malestar generalizado, que distintas sociedades han manifestado, en especial aquellas que aún perpetúan inequidades y sistemas de desarrollo poco favorables para un futuro más equitativo, aparece con fuerza el cuestionamiento a la forma de entender la educación que haga sentido para el momento social e histórico que este siglo XXI demanda.
Durante estos días se ha discutido en Canadá en torno a como implementar de aqui al 2030 una nueva educacion, con el fin de "re-direccionar" la agenda educativa y discutir sobre que se necesita para enfrentar con visión progresista el modelo de escuela que nuestro futuro inmediato demanda.
Habilidades como las de colaboración con pares por sobre el pensamiento unidireccional o centralizado en el profesor, desarrollo del pensamiento crítico por sobre la memorización, uso de la creatividad por sobre la racionalidad en el pensamiento como única opción para la búsqueda de soluciones, o la capacidad de incorporar tecnologías que facilitan el proceso de aprendizaje, son en si algunas de las denominadas habilidades o competencias del siglo XXI, que aparecen con la fuerza suficiente como para cuestionar el modelo tradicional de enseñanza, justamente porque no desconocen que hay estilos diferentes de aprender (me reconozco una absoluta desaventajada frente a la memorización, no así ante la invitación a aprender mediante indagación o experimentación, como les pasa a muchos niños), también asume que el profesor sigue siendo una clave en el proceso, sin embargo con nuevos roles como el de facilitar o buscar permanentemente oportunidades para que sus alumnos aprendan. Así también es un tipo de educación que reconoce que el aprender no es territorio exclusivo de la escuela (el aula) si no que hoy por hoy (en especial con la explosiva llegada de internet y los contenidos multimediales) los alumnos aprenden dentro y fuera de la clase, por lo tanto el rol de quienes están con ellos fuera del aula (padres y comunidad) adquiere una prioridad y relevancia de la cual la escuela se interesa y por lo tanto diseña procesos que los incluyen y potencian en la forma de aprender.
Justamente la organización que reúne a los países más desarrollados del mundo (OECD) ha emprendido la titánica tarea de promover los ambientes de aprendizajes innovadores, basados en el desarrollo de una educación para el siglo XXI, esto debido al convencimiento de que una educación plana, basada únicamente en conceptos que expone a niños de manera homogénea y los evalúa estandarizadamente, no ha permitido avanzar, no sólo en términos de calidad educativa sino especialmente en construir sociedades más equitativas. ¿Cuanto de esto aprendido y experimentado a nivel mundial estamos dispuestos a escuchar y validar al momento de analizar la educación en nuestro país? La pregunta no es menor si consideramos que no podemos esperar un "siglo" más para cambiar el rumbo que se requiere y que no siempre tenemos las certezas cien por ciento sobre la mesa. Sin embargo, creo que nuestros niños y nuestro país se merecen la oportunidad de re-educarse.
Link a la publicación http://m.eluniverso.com/opinion/2013/10/08/nota/1557751/reeducar
El Universo 7 de octubre, 2013
Junto con el cuestionamiento o malestar generalizado, que distintas sociedades han manifestado, en especial aquellas que aún perpetúan inequidades y sistemas de desarrollo poco favorables para un futuro más equitativo, aparece con fuerza el cuestionamiento a la forma de entender la educación que haga sentido para el momento social e histórico que este siglo XXI demanda.
Durante estos días se ha discutido en Canadá en torno a como implementar de aqui al 2030 una nueva educacion, con el fin de "re-direccionar" la agenda educativa y discutir sobre que se necesita para enfrentar con visión progresista el modelo de escuela que nuestro futuro inmediato demanda.
Habilidades como las de colaboración con pares por sobre el pensamiento unidireccional o centralizado en el profesor, desarrollo del pensamiento crítico por sobre la memorización, uso de la creatividad por sobre la racionalidad en el pensamiento como única opción para la búsqueda de soluciones, o la capacidad de incorporar tecnologías que facilitan el proceso de aprendizaje, son en si algunas de las denominadas habilidades o competencias del siglo XXI, que aparecen con la fuerza suficiente como para cuestionar el modelo tradicional de enseñanza, justamente porque no desconocen que hay estilos diferentes de aprender (me reconozco una absoluta desaventajada frente a la memorización, no así ante la invitación a aprender mediante indagación o experimentación, como les pasa a muchos niños), también asume que el profesor sigue siendo una clave en el proceso, sin embargo con nuevos roles como el de facilitar o buscar permanentemente oportunidades para que sus alumnos aprendan. Así también es un tipo de educación que reconoce que el aprender no es territorio exclusivo de la escuela (el aula) si no que hoy por hoy (en especial con la explosiva llegada de internet y los contenidos multimediales) los alumnos aprenden dentro y fuera de la clase, por lo tanto el rol de quienes están con ellos fuera del aula (padres y comunidad) adquiere una prioridad y relevancia de la cual la escuela se interesa y por lo tanto diseña procesos que los incluyen y potencian en la forma de aprender.
Justamente la organización que reúne a los países más desarrollados del mundo (OECD) ha emprendido la titánica tarea de promover los ambientes de aprendizajes innovadores, basados en el desarrollo de una educación para el siglo XXI, esto debido al convencimiento de que una educación plana, basada únicamente en conceptos que expone a niños de manera homogénea y los evalúa estandarizadamente, no ha permitido avanzar, no sólo en términos de calidad educativa sino especialmente en construir sociedades más equitativas. ¿Cuanto de esto aprendido y experimentado a nivel mundial estamos dispuestos a escuchar y validar al momento de analizar la educación en nuestro país? La pregunta no es menor si consideramos que no podemos esperar un "siglo" más para cambiar el rumbo que se requiere y que no siempre tenemos las certezas cien por ciento sobre la mesa. Sin embargo, creo que nuestros niños y nuestro país se merecen la oportunidad de re-educarse.
Link a la publicación http://m.eluniverso.com/opinion/2013/10/08/nota/1557751/reeducar
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