Universidad para las grande ligas

El Universo, 27 Enero 2014


El debate sobre el rol de las Universidades en Latinoamérica está en un punto de inflexión importante. Si vemos el caso de Chile, hoy el gran foco que enfrenta el nuevo gobierno de Bachelet es dar gratuidad y acabar con el lucro, asegurando que los fondos del Estado cumplan el rol para el cual fueron creados. En el caso de Ecuador se discute y avanza acerca del rol del Estado en el aseguramiento de una educación universitaria de calidad, entregándole a este cada vez másprotagonismo y capacidad de incidir en su estructura y agenda.

En el libro “la gran universidad americana”, Jonathan R. Cole (quien fue durante más de 14 años la máxima autoridad de la Universidad de Columbia y que por estos días visita Chile), reflexiona acerca de qué es lo que ha hecho que Estados Unidos concentre un número destacado de universidades de excelencia a nivel mundial. Al respecto entrega ideas que me parecen fundamentales de considerar si queremos llevar el debate sobre la calidad de la educación universitaria a un terreno con mayor sentido de realidad que nos muestre qué es lo que efectivamente ha contribuido al desarrollo de estas organizaciones.

Por un lado está claro que una Universidad de excelencia (entendida esta como aquella que principalmente produce investigación, conocimiento y cuenta con un significativo cuerpo de estudiantes de doctorado) es producto delcompromiso de una sociedad entera con la libertad académica y de investigación. Si un gobierno va a restringir, mediar o imponer lo que la gente debe investigar, estudiar, decir desde la academia, es casi imposible que el conocimiento crezca. Probablemente crezca el cuerpo burocrático a cargo de las universidades, de la misma manera lo hagan las salas e infraestructura o el número de estudiantes, pero no lo que debe fluir y que es parte de corazón universitario que es el conocimiento libre.

Un segundo rasgo es que las universidades de excelencia son capaces de “tomar el talento donde sea que se encuentre”, esto implica traer ese talento, catalizarlo, retenerlo, indistintamente de su género, raza, nacionalidad, etc. Aquí lo que prima es la calidad de dicho talento, no las características (muchas veces impuestas por cuoteo, incluso por directrices estructurales de las políticas educativas). Esto es clave si queremos avanzar hacia la generación de conocimiento, en donde el título o número de publicaciones no es lo que garantiza un cuerpo de conocimiento robusto necesariamente.  Adicionalmente, está la conexión con el sistema y la apertura al mundo. Las universidades que destacan por su contribución en conocimiento, son aquellas que están mejor conectadas con la empresas, los gobiernos, sus pares internacionales. Detrás del origen de la política norteamericana (a diferencia de la europea) está el financiamiento de investigación con fondos estatales en manos de entidades no gubernamentales, es decir que recibieron financiamiento estatal pero no fueron agencias de gobierno sino justamente laboratorios universitarios independientes. 

Lo que las universidades enfrentan hoy es una necesidad imperante por estar más conectadas con sus pares, cooperar aún más (a manera de consorcios universitarios que generen conocimiento conjunto), para ello se requiere mayor independencia, contar con claros apoyos e inventivos para asociarse, capacidad de optar libremente con quien conectarse o no dependiendo de las necesidades de investigación y no de una agenda marcada por otros intereses que no sean los de crear conocimiento profundo.


Link a la publicación http://m.eluniverso.com/opinion/2014/01/28/nota/2098396/universidad-grandes-ligas

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